Este fue el discurso que pronunció la actriz de 24 años de edad:
"Fui nombrada
embajadora de buena voluntad de la ONU hace seis meses y he descubierto que mientras más hablo del
feminismo,
más caigo en cuenta de que luchar por los derechos de las mujeres
es para muchos sinónimo de odiar a los hombres. Y si de algo estoy
segura es de que esto tiene que terminar. Para el registro, feminismo,
por definición, es creer que tanto hombres como mujeres deben tener
iguales derechos y oportunidades. Es la teoría política, económica y
social de
la igualdad de sexos.
Me empecé a cuestionar sobre la igualdad entre los géneros hace mucho
tiempo. A los ocho años, por ejemplo, me preguntaba por qué me llamaban
mandona por querer dirigir una obra para nuestros padres cuando a los
chicos no les decían lo mismo. A los 14, (cuando ya trabajaba en el
cine), comencé a ser sexualizada por ciertos grupos de la prensa. A
los 15, mis amigas rechazaban unirse a equipos deportivos para no
parecer masculinas. A los 18, mis amigos varones eran incapaces de
manifestar sus sentimientos. Entonces decidí que era feminista.
Esto no parecía complicado para mí, pero
mis investigaciones recientes me han demostrado que feminismo se ha vuelto una palabra poco popular.
Las mujeres han decidido no identificarse como feministas por que,
aparentemente, ante los ojos de otros, esta expresión las hace ver
agresivas, anti- hombres y hasta poco atractiva. ¿Por qué se ha
convertido en una palabra incómoda?
Yo nací en el
Reino Unido
y creo que es justo que me paguen lo mismo que a mis compañeros
varones. Creo que es lo debido que yo pueda tomar decisiones sobre mi
propio cuerpo y que las mujeres sean parte de las políticas y decisiones
que afectarán a mi vida. Creo que, socialmente, merezco el mismo
respeto que un hombre. Pero, lamentablemente, puedo decir que no existe
un solo país en el mundo en el que todas las mujeres puedan ver estos
derechos cristalizados. Ningún país en el mundo puede decir que ha
alcanzado por completo la igualdad de género.
Estos derechos, que yo considero derechos humanos, no son para todas... soy una de las pocas afortunadas.
Me considero privilegia porque mis padres no me quisieron menos por
haber nacido mujer y porque en mi escuela no me limitaron por serlo. Mis
mentores (en la actuación) no asumieron que yo llegaría menos lejos por
la posibilidad de que en algún momento me convierta en madre. Y estas
son las influencias que me han hecho la persona que soy hoy. Ellos
pueden no saberlo pero ellos son los embajadores de igualdad que están
cambiando el mundo. Necesitamos más como ellos. Y si todavía odias la
palabra feminismo, te diré que no es la palabra lo importante. Es la
idea y la ambición que hay detrás, porque no todas las mujeres tienen
los mismos derechos que yo tengo hoy. En realidad, estadísticamente, muy
pocas los tienen.
En 1997,
Hillary Clinton dio un famoso discurso en Beijing
sobre los derechos de las mujeres. Lamentablemente, aquellas cosas que
ella deseaba cambiar en esa época son hoy todavía una realidad. Menos
del 30% de los que le oían eran varones. ¿Cómo podemos esperar un cambio
cuando la mitad de ellos está invitado a participar de la conversación?
Hombres, me gustaría tomar esta oportunidad para hacerles llegar una
invitación formal. La igualdad de género también es tu problema. Hasta
la fecha, veo como el rol de mi padre es valorado menos por la sociedad
pese a que ha sido igual de importante en mi vida que mi madre. También
he visto a hombres aguantando el dolor de una enfermedad mental por
miedo a pedir ayuda porque eso los hará ver menos masculinos. De hecho,
el suicidio en el Reino Unido es lo que más hombres mata. Los he
visto asustados de lo que se les indica que es el éxito para un varón p
orque los hombres tampoco tienen los beneficios de la igualdad.
No hablamos sobre hombres encarcelados por los estereotipos de su
género, pero allí están. Si al hombre no se le hace creer que tiene que
ser agresivo, la mujer no será sumisa. Si al hombre no se le enseña que
tiene que ser controlador, la mujer no será controlada. Ambos. Hombres y
mujeres deben sentirse libres de ser fuertes. Es hora de que veamos a
los géneros como un conjunto en vez de como un juego de polos opuestos.
Debemos parar de desafiarnos los unos a los otros. Ambos podemos ser más
libres y de esto es de lo que se trata la campaña: de libertad.
Quiero que los hombres se comprometan para que así sus hijas,
hermanas y madres se liberen del prejuicio y también para que sus hijos
se sientan con permiso de ser vulnerables, humanos y una versión más
honesta y completa de ellos mismos.
Ustedes deben pensar: ¿Quién es esta chica de
"Harry Potter"
y qué hace aquí en la ONU? Pues es una muy buena pregunta, yo
también me la he estado haciendo. Pero todo lo que sé ahora es que,
realmente, me interesa este problema y quiero ayudar a que las cosas
mejoren. Habiendo visto lo que he visto y teniendo la oportunidad de
hacer algo para cambiarlo, es mi responsabilidad decir algo.
Edmund Burke decía que todo lo que se necesita para que triunfe el mal es que los hombres buenos y las mujeres buenas no hagan nada.
En mi nerviosismo por este discurso...
en mis momentos de duda me digo firmemente: "Si no soy yo, ¿quién? Si no es hoy, ¿cuándo?
Si tienes dudas cuando se te presenta una oportunidad, espero que estas
palabras te sean útiles. Porque la realidad es que si no hacemos nada
hoy, van a tener que pasar 75 años o quizás 100 para que una mujer pueda
esperar recibir el mismo salario que un hombre por el mismo trabajo.
Más de 15 millones de niñas
serán forzadas a casarse en los próximos 16 años y, al mismo ritmo, no será hasta el 2086 que las mujeres de las áreas rurales de África puedan ir a la escuela secundaria.
Si crees en la igualdad, debes ser uno de esos feministas de las que
hable poco antes y por eso yo te aplaudo. Para hacer el cambio
necesitamos estar unidos y las buenas noticias son que ahora tenemos una
organización unida. Te invito a que te dejes ver y que te preguntes: Si
no soy yo, ¿quién? Si no es hoy, ¿cuándo? Muchas gracias".